El mes de junio es crucial para el olivar, ya que en esta época se producen algunos de los procesos más importantes para el cultivo del olivo, como la caída fisiológica del fruto o el desarrollo de la aceituna y la formación del hueso.
Importancia del Mes de Junio en el Olivar.
Junio marca un momento decisivo en el ciclo del olivo. Durante este mes, el fruto recién cuajado comienza a desarrollarse y aumentar de tamaño, hasta que se forma el hueso en su interior. Este proceso es esencial, ya que una vez que el fruto ha desarrollado el hueso, la planta entra en una fase de parada vegetativa estival. Este periodo permite al agricultor hacer una estimación más precisa del número de frutos y, por ende, de la futura cosecha.
Además, junio es un mes en el que las condiciones climáticas empiezan a ser más extremas, con altas temperaturas y menor disponibilidad de agua. Estas condiciones obligan al olivo a adaptarse y ajustar su crecimiento y desarrollo, lo que hace que la gestión del olivar durante este mes sea fundamental para asegurar una cosecha exitosa.
Caída fisiológica del fruto.
Durante este periodo, el propio olivo realiza una evaluación interna de su capacidad para soportar y nutrir todos los frutos que ha producido. Aquellos que no cumplen con los requisitos necesarios son eliminados, lo que se manifiesta en una caída significativa de aquellos frutos que no llegarán al final del proceso en octubre/noviembre. Este proceso es conocido en algunas zonas como La Caída de San Juan.
La caída fisiológica permite a la planta concentrar sus recursos en los frutos que tienen más posibilidades de madurar. Durante este mes, las condiciones climatológicas y la disponibilidad de agua juegan un papel fundamental en la magnitud de la caída.
Desarrollo del Fruto y Formación del Hueso.
Las aceitunas que siguen manteniéndose en el olivo comienzan en este mes a ganar tamaño, entrando en un proceso que culminará con la formación del hueso, uno de los momentos más importantes en el ciclo de vida del olivo. Este es un indicador crucial para los agricultores, quienes pueden estimar la cosecha al observar el número de frutos con hueso formado.
La formación del hueso en la aceituna es un proceso que requiere una cantidad significativa de energía y nutrientes por parte de la planta. Durante esta fase, es fundamental que el olivo tenga acceso a suficientes recursos, ya que cualquier deficiencia puede afectar negativamente el desarrollo del fruto. Además, este periodo también es crítico para establecer las bases de la calidad del aceite de oliva que se producirá al final de la temporada.
Parada Vegetativa Estival del Olivo.
La parada vegetativa estival es un periodo en el que el olivo, una vez que las aceitunas ya han formado el hueso, reduce considerablemente su actividad metabólica debido a las altas temperaturas. Durante este tiempo, la planta se adapta para conservar energía y humedad, ralentizando su crecimiento. Esta fase dura hasta que las temperaturas se moderan, generalmente a finales de agosto o principios de septiembre, momento en el cual la planta retoma su actividad normal.
Durante la parada vegetativa, el olivo entra en un estado que le permite sobrevivir a las condiciones extremas del verano. Este mecanismo de defensa es vital para la planta, ya que minimiza la pérdida de agua y reduce el riesgo de estrés hídrico. Aunque el crecimiento visible de la planta se detiene, los procesos internos, como la acumulación de reservas de nutrientes y la preparación para la próxima fase de crecimiento, continúan a un ritmo reducido.
Condiciones Óptimas para el Cuajado del Fruto
Clima Adecuado
El clima juega un papel vital en el cuajado del fruto. Temperaturas no excesivamente altas y una humedad adecuada son condiciones ideales para que el olivo pueda mantener un buen número de frutos. Las altas temperaturas pueden causar estrés hídrico en la planta, lo que a su vez puede afectar negativamente al cuajado y al desarrollo del fruto.
La adecuada cantidad de lluvia ayuda a mantener la humedad y los nutrientes del suelo, lo que es esencial para el desarrollo saludable del fruto. Las condiciones climáticas extremas, como olas de calor prolongadas o sequías, pueden resultar en una mayor caída de frutos y una reducción en la calidad de la cosecha.
Control de Plagas: La Tercera Generación del Prays y la Mosca del Olivo.
Durante el mes de junio, es crucial el control de algunas de las plagas más dañinas para el cultivo del olivo, como son La Tercera Generación del Prays y la Mosca del Olivo.
La Polilla del Olivo (Prays oleae), es un lepidóptero con gran incidencia en el cultivo. Su ciclo vital anual tiene 3 generaciones que se sincronizan perfectamente con la evolución fenológica del olivo. Cada una de sus generaciones ataca a un órgano distinto del árbol. La 1ª ataca a las hojas (octubre a abril), La 2ª a las flores (mayo a junio) y la 3ª al fruto (junio a julio).
Por otro lado, la subida de las temperaturas, la ausencia de lluvias y el crecimiento de la aceituna atraen a otro de los principales enemigos de este cultivo, la Mosca del Olivo (Bactrocera oleae), que también daña el fruto y pone sus huevos dentro. Esta plaga está considerada una de las más temidas por los olivareros.
El control efectivo de estas plagas requiere una vigilancia constante y la aplicación de tratamientos fitosanitarios cuando sea necesario. La cooperación entre agricultores y técnicos agrícolas es fundamental para asegurar una gestión efectiva y sostenible de esta plaga.
Como vemos, junio es un mes decisivo para el olivar, marcado por procesos fundamentales como la caída fisiológica y la formación del hueso en los frutos. Las condiciones climáticas y la disponibilidad de agua juegan un papel crucial en el éxito final de la cosecha.
El conocimiento y la experiencia del agricultor son clave para manejar los desafíos y aprovechar las oportunidades que presenta el mes de junio. A través de una combinación de prácticas tradicionales y técnicas modernas, los agricultores pueden asegurar que sus olivares no solo sobrevivan, sino que prosperen, produciendo frutos de alta calidad que contribuirán a una cosecha exitosa y a la producción de aceite de oliva de primera clase.